martes, 18 de enero de 2011

Sin título por ahora

Siento un fuerte deseo de matarte, derramando tu dulce sangre para que recorra todo mi cuerpo y lo impregne de tu sabor y tu aliento, porque si te mueres y no te tengo, para que querría entonces matarte con algún tipo innecesario de fundamento, si es más impactante poderte enloquecer y en un momento indefinido perderme contigo en un permanente shock cada vez más fuerte por la libido generada a partir de mi siniestro, pues me doy cuenta que no necesito nada más aparte de lo que tú me das, más allá de la sangre que ruboriza tu cuerpo, pues es todo lo que necesito para vivir, para ser cada segundo feliz, tu mi vida me encantas, me transformas cual alquimista en oro, me confundes como si fueras un loco tratando a un psicólogo, me privas hasta quitarme todo el aliento poco a poco, mi amor, eres tú y solo tú lo que yo en verdad tengo, lo que sin dudarlo sé que es mío, mío y totalmente auténtico, pues para que buscar en farsas la felicidad anhelada, cuando en tu verdad puedo encontrar cosas mas allá de lo que esperaba, cuando con cada respiro y con cada mirada siento que se puede llenar cada vacío que en la oscuridad antes me atormentaba, que con cada palabra, y con cada beso puedo sentir mi piel desgarrada, pues tu sabes llegar al interior de mi cuerpo, al interior de mi alma, con una simple mirada puedes seccionarme en mil partes y volver a juntarlas como si nada pasara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario